Las fincas rústicas siempre se han delimitado sobre el terreno con hitos o mojones que separan las propiedades.

Existen todo tipo de mojones, pero los más utilizados han sido los de piedra. Los mojones señalan una dirección, y la conexión imaginaria entre los diferentes mojones constituyen la linde de una finca. En las piedras se solía tallar una línea marcando ésa dirección, o bien la piedra era alargada y estaba colocada justo en la dirección de la linde.

En algunos lugares las piedras se colocaban en unos pequeños nichos con carbón, cal u otros materiales con la finalidad de poder detectar si los mojones eran cambiados de lugar por alguien.

En terrenos forestales algunos árboles aislados con alguna peculiaridad podían ser aceptados por los vecinos colindantes como mojones en sí mismo. Otra variante podían ser los mojones en altura, es decir, marcas en los árboles realizadas con hacha a una determinada altura.

Por desgracia muchos de esos mojones han desaparecido, ya sea intencionadamente o bien por cuestiones accidentales. También sucede que todavía existen los mojones pero nadie sabe ya actualmente donde se encuentran.

Dado que son los mojones los que realmente delimitan las lindes sobre el terreno un buen proyecto de trabajo sería intentar localizar las lindes de un terreno y capturar sus coordenadas geográficas para que queden reflejadas en los planos y documentos para la posteridad.